Después de más de 50 años persiguiendo virus, uno casi acaba conmigo: el virus del Nilo Occidental, transmitido por el mortal mosquito.
Me sentía débil y agotado, atribuido a un reciente caso de COVID-19, cuando en realidad estaba contagiado con el virus del Nilo Occidental.
No hay tratamiento para la enfermedad del virus del Nilo Occidental; debí lidiar con los estragos que causó en mi cuerpo, lo cual fue aterrador.
Una parte aterradora de esta experiencia fue el efecto en mi cognición: me desorientaba y no podía recordar ciertas palabras o respuestas familiares.
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