El río Amazonas está sufriendo una deshidratación alarmante, con niveles de agua que alcanzan mínimos históricos debido a sequías consecutivas y el cambio climático.
Según el Servicio Geológico de Brasil, algunas partes del río han descendido 7,6 metros por debajo de la media para esta época del año.
La crisis del Amazonas afecta significativamente el transporte y comercio en una de las regiones más remotas, paralizando la superautopista acuática que conecta comunidades.
Las sequías han golpeado a tres de los afluentes más importantes del Amazonas, cada uno con más de 1600 kilómetros, que también han registrado descensos históricos.
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